Cada día, las redes ópticas aumentas más y más. El despliegue de estas redes crece a un ritmo acelerado por todo el mundo, dejando de ser la fibra óptica un plan a futuro y convirtiendose en el presente. Ésta realidad plantea una serie de oportunidades grandísima, brindando anchos de banda con los que antes solo soñábamos a nivel de abonado o usuario promedio (¡1Gb hasta 10Gb simétricos en casa!) , pero también una serie de retos a considerar.
De forma práctica, el mantenimiento preventivo y la corrección de averías en las redes ópticas se convirtió un Opex extremadamente importante. Un tiempo excesivo de reparación se traduce en menos tiempo operativo para la red, esto a su vez en un cliente menos satisfecho con el servicio y, por ende, menos ingreso para la empresa. Por ésta razón, la detección de fallas y su reparación se volvió un tema muy sensible tanto para los operadores a nivel administrativo como para los técnicos a nivel de campo.
MEDICIONES EXACTAS
La exactitud de las mediciones ópticas son un gran reto aún, principalmente por la cantidad de variables a considerar para realizarlas. Necesitamos tener claro parámetros de la fibra (IoR y Coeficiente de retrodispersión), así como los parámetros a configurar en el OTDR (Ancho de pulso, tiempo, distancia) y las propias limitaciones técnicas del equipo (Zona muerta de evento, zona muerta de atenuación, resolución de muestreo) y, por si esto no fuera poco, la limpieza de los conectores iniciales y la bobina de lanzamiento. Y es justamente por el poco manejo de estos parámetros por parte del personal técnico, que se dificulta más poder tener pruebas ópticas con resultados reales, obteniendo un desfase entre la ubicación de la falla que muestra el OTDR y en la ubicación geográfica real. Un desfase que se hace notorio en la siguiente parte del proceso, la reparación física de la fibra, generando retraso en el mismo.
LA BOBINA Y LA ZONA MUERTA
Podríamos hacer un análisis profundo de cada una de las variables mencionadas en éste artículo, pero en ésta oportunidad nos centraremos en la bobina de lanzamiento y de recepción. Uno de los grandes mitos dentro del mundo de las mediciones ópticas nos dices que la bobina de lanzamiento y recepción necesitan ser usadas para eliminar la zona muerta de la red. Eso es simplemente falso. Pero primero, ¿Qué es la zona muerta? Se define como el período de tiempo durante el cual el detector está cegado temporalmente por una gran cantidad de luz reflejada, hasta que se recupera y puede leer la luz nuevamente. Piense en cuando conduce un auto de noche y se cruza con otro auto en la dirección opuesta y ve directamente a las luces de sus faros, la zona muerta de nuestros ojos es el tiempo que las pupilas tardarán en recuperarse del destello de luz y, podrán visualizar el camino nuevamente de forma normal. Hay que ser cautelosos con éste parámetro, puesto que es una práctica común en los fabricantes, indicar el valor de la zona muerta (comúnmente <1 metro) considerando el menor ancho de pulso posible (3 ns) y una reflectancia de -45dB en SM y -35dB en MM. Es decir, si se aumenta el ancho de pulso o la reflectancia (cómo es habitual en el día a día) la zona muerta también será mayor.
Pero volvamos a la idea inicial ¿realmente la bobina de lanzamiento y recepción necesitan ser usadas para eliminar la zona muerta de la red? La respuesta es NO. Utilicemos o no la bobina, la zona muerta del equipo se mantendrá y su valor seguirá dependiendo exclusivamente del ancho de pulso y reflectancia del conector.
ENTONCES ¿PARA QUÉ SIRVE LA BOBINA?
La bobina de lanzamiento nos permitirá poder caracterizar el primer conector de nuestra red y verificar que el conector cumple con los umbrales requeridos por el operador, la bobina de recepción tiene la misma función pero con el conector final. Al no usar una bobina nos faltará en la medición el primer evento, ya que estaría dentro de la zona muerta del OTDR y, el último evento que al terminar la continuidad del enlace será detectado solo como fin de fibra. Entendiendo esto, podríamos preguntar (como tantas veces me lo han hecho los técnicos) ¿Porqué no usar simplemente un patchcore de 20 o 30 metros? Pues, si comprendimos bien la zona muerta, es sencillo responder ésta interrogante. El valor de la DZ (Dead Zone o zona muerta en inglés) variará en base a los parámetros de medición que estemos usando, necesitando un mayor o menos metraje de distancia según sea el caso. Por ésta razón, necesitamos una bobina lo suficientemente grande para abarcar cualquiera de esos cambio. En caso de las SM podemos encontrar bobinas de 500 metros y 1 kilómetro (Si, ¡1 kilómetro de fibra óptica en el bolsillo de nuestra camisa!) y, para MM de 150 metros y 250 metros.
En conclusión, realizar mediciones exactas con un OTDR es una tarea bastante compleja y está muy ligada a la experiencia y conocimiento del operador. Para quién el equipo y los demás adicionales (bobina, fibroscopios, etc) son usados como lo que son, una herramienta.